TALLER
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IMPERIO
CAROLINGIO Y EL SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO
Objetivo: Identificar los espacios donde nacieron y se consolidaron los imperios Carolingio Romano Germánico.
METODOLOGÍA
- Realizar la lectura, prepararla y estar lista para clase virtual.
- En la clase virtual, se aclararán dudas y preguntas
- Se organizará trabajo para enviar por correo en la fecha correspondiente
MEDIO GEOGRÁFICO
El imperio carolingio abarco
lo que hoy corresponde a Francia, Alemania y norte de Italia. Por sus
condiciones geográficas, la mayor parte de su actividad económica fue agraria,
no se caracterizó por utilizar y aprovechar las vías marítimas, como forma de defensa,
de expansión económica o territorial.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL IMPERIO
CAROLINGIO
El sueño de fundar un imperio
germánico en occidente se inició desde el siglo V, y perduro hasta el siglo
VIII, cuando empezó a materializar con el reino de los francos. Este
sentimiento de reconstrucción imperial se encontraba apoyado por el
catolicismo, pues se creía que la unidad espiritual del mundo debería
encontrarse en occidente, ya que no existían sentimientos de identidad o
solidaridad hacia el imperio bizantino.
Para entender la formación y
consolidación del imperio carolingio, es importante reconstruirlo en forma
paralela a la creación de los Estados pontificios.
El reino de los francos a
diferencia de la mayoría de los pueblos germanos logró fortalecerse como un
gran reino desde el siglo VI. En el año 751 Pipino el breve, mayordomo del
palacio, que para la época era un cargo similar al ministro de gobierno,
depuso al último rey de la dinastía merovingia y se nombró rey franco, con el
apoyo del papa. Así logró establecer una alianza entre los francos y la
iglesia.
En aquellos años la iglesia se
veía amenazada continuamente en sus posesiones por los lombardos, pueblo
bárbaro que se había asentado en Italia. En su defensa los francos atacaron a
los lombardos en el año 756, logrando la victoria sobre sus territorios. Estos
fueron cedidos a la iglesia y, por escrito, al entonces papa Esteban III, dando
origen con ello a los Estados Pontificios.
Cuando los lombardos
amenazaron nuevamente a Roma, el papa Adriano I recurrió a Carlomagno, hijo de
Pipino el Breve y heredero del trono franco. Los territorios que este
conquistó, que abarcaban la mitad de la península itálica, también fueron
donados a los Estados Pontificios. Este trato entre francos y Estados
Pontificios nos permite ver dos situaciones: la Santa Sede reconocida y
legitimaba la dinastía carolingia y esta, a su vez, estaba comprometida en
defender al papa y a sus territorios.
Sin embargo, el acuerdo no se
hizo en igualdad de condiciones, pues Carlomagno se encargó de convertir al
Papa en su protegido: así, el Papa era rey, pero Carlomagno era emperador. Con
esta alianza entre lo terrenal y espiritual se logró la unidad territorial de
Europa occidental que le haría contrapeso al poder de Bizancio: los papas se volvieron
monarcas del reino, dejando de ser súbditos del imperio Bizantino, hecho que
contribuyó al cisma del siglo XI. Pero el poder del papado quedó sujeto a los
intereses de los gobernantes.
CARLOMAGNO EMPERADOR
Gracias al afianzamiento de
las relaciones papales, la política expansionista de Carlomagno logró,
progresivamente, anexar a sus territorios el reino lombardo; expulsó a los
musulmanes del sur de los pirineos, y logró detener la segunda de los pueblos
bárbaros eslavos (sajones y ávaros) por el oriente, anexando igualmente sus
tierras.
La fortaleza de este rey
franco fue más allá de lo militar, territorial y administrativo. Su mayor logro
fue político, al ser coronado emperador por el Papa en la navidad del año 800,
lo que significaba ser un rey de mayor poder y prestigio, rey de reyes. El
podía en vida nombrar a sus hijos para darles tareas en el gobierno, y disponer
ampliamente de los nombramientos eclesiásticos.
ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL
IMPERIO
La capital política –
administrativa del imperio se encontraba en Aquisgrán, por ser esta la sede de
las oficinas centrales de palatium, pero en realidad se trasladaba a donde se encontrará
el soberano o fuese necesario impartir órdenes administrativas.
Los funcionarios principales
eran: el senesgal, quien manejaba el aprovisionamiento del imperio, el copero y
el caballerizo, que eran los consejeros del emperador; y los condes de palacio,
cuya función era manejar el tesoro y presidir la corte judicial.
Los condes y obispos
constituían la base de la estructura administrativa, pues los primeros eran los
gobernantes de los territorios del imperio llamados condados y marcas (límites
militares fronterizos), y los segundos tenían la misión de actuar como veedores
del imperio. Comúnmente se les conocía como los Missi-Dominici.
El territorio se hallaba
dividido en condados, a los que se superpusieron los ducados y los marquesados.
Todos ellos estaban divididos en distritos. Los condes recibían los impuestos,
impartían justicia, manejaban las obras públicas y sobre ellos recaía el
juramento de la fidelidad que todos los súbditos varones debían al emperador.
Todos los administradores del imperio debías rendir cuentas a la asamblea del
palacio, cuerpo consultivo reunido una vez al año.
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
La economía imperial se basaba
en la producción agrícola y ganadera. Por tal razón, el dominio de la tierra
fue la fuente de poder y de riqueza entre la nobleza. Los dominios reales,
llamados tierras del fisco y fundos reales, se hallaban distribuidos por todo
el territorio. De estas tierras, el monarca reservaba algunas para su uso y
explotación llamada bienes dominicales. Otros dominios eran el producto
de las donaciones de los súbditos al emperador, como muestra de fidelidad.
Cuando los dominios reales no alcanzaban a ser distribuidos entre los
servidores del imperio se recurría a las grandes propiedades de la iglesia,
bien fura abadías o monasterios.
Las otras rentas percibidas
por el gobierno imperial provenían de los tributos personales debidos al
emperador, los impuestos a las mercancías y a las transacciones comerciales,
los impuestos a las minas, los pagos judiciales, los bienes confiscados o
botines de guerra. Las donaciones anuales de la iglesia y de los nobles, y
otros gravámenes como aduanas y peajes. La mayoría de los pagos y transacciones
se hacían en especie, no obstante, se había logrado acuñar moneda de plata.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
La sociedad agraria carolingia
estaba dividida teniendo en cuenta dos condiciones: la tenencia sobre la tierra
(ser terrateniente o poseedor de un manso) o la condición jurídica de libre o
esclavo.
En la cúspide social se
encontraban los nobles clérigos y militares, ya sea por carácter religioso y
guerrero del imperio. Les seguían los ricos terratenientes o condales, que
manejaban los grades fundos del imperio; en la base social se encontraban los
campesinos, que sobrevivían gracias a sus pequeñas propiedades o porque cultivaban
los mansos, que hacían parte de los grades fundos. Finalmente se
encontraban algunos esclavos, que en nada se diferenciaban en su condición de
los campesinos más pobres.
La unidad social y fuerza del
imperio se encontraba en el juramento de fidelidad que todos los varones
mayores de doce años daban al emperador o a su representante, y que los
convertía en miembros del ejército y defensores del imperio. El juramento de
fidelidad, de tradición germana, constituyó la base de la feudalización de
la sociedad, cuando los condes dejaron de ser funcionarios y se convirtieron en
los herederos tanto del título como del juramento de fidelidad.
RENACIEMIENTO CULTURAL
CAROLINGIO
En el imperio carolingio
surgió una notable preocupación por el desarrollo de la cultura intelectual
artística. Carlomagno creó la escuela Palatina, donde se educaban los
nobles, a la vez que propició la apertura de escuelas en monasterios y
obispados. Además de unificar la escritura, fomentó las bibliotecas y la
divulgación de los textos, la mayoría de los cuales se limitaban a asuntos
religiosos. Sin embargo, en las escuelas se leían libros de autores clásicos,
como los romanos Virgilio, Tito Livio y Cicerón, cuyas obras habían sido
olvidadas durante siete siglos.
En el arte, la música y la
poesía encontraron nuevas formas; la arquitectura, como era obvio en un imperio
cristiano, estaba al servicio de la construcción de santuarios e iglesias. Son
muy famosas también las reliquias y objetos sagrados elaborados en oro y
adornados con piedras preciosas. En el mundo carolingio se aprecia una mezcla
muy especial de elementos culturales de la tradición greco – romana con aportes
de los pueblos bárbaros.
DISOLUCIÓN DEL IMPERIO
CAROLINGIO
El periodo entre la muerte de
Carlomagno (814) y el año 813 marca la disolución del imperio y el fracaso del
intento de la unidad europea bajo el reino franco y la iglesia. Mediante el
tratado de Verdún (843). Los nietos de Carlomagno, hijos de Ludovico Pio o Luis
el piadoso. Dividieron los territorios del imperio en tres partes, así,
Lotario, obtuvo, con título de emperador, Frisia, los Países Bajos, Alsacia y
Lorena, los territorios a la orilla izquierda del Ródano, Borgoña e Italia.
Carlos el calvo, recibió las tierras de lo que luego sería llamado Francia, y
Luis el Germánico, las regiones del este, que luego constituirían Alemania.
EL SACRO IMPERIO ROMANO
GERMANICO
En el siglo X, el imperio
Carolingio no era ya más que un agregado de pequeños reinos, más o menos
independientes entre sí. En la parte germánica de Europa, la autoridad quedó en
manos de grandes duques, como los de Sajonia o de Bavaria.
En febrero del año 962, Otón I
fue coronado “Emperador y Augusto” por el papa Juan XII. Otón I se había
impuesto a los duques y se había convertido en su señor. Su coronación inicio
un periodo en el que nuevamente se intentó reunir a Europa bajo el imperio: el
Sacro Imperio Romano Germánico. Se le llamó así porque quería conservar el
estilo de gobierno romano.
ORGANIZACIÓN Y TERRITORIOS
Otón I restableció el imperio
pasándolo de los francos a los alamanes y le dio una orientación de acuerdo con
los ideales de la iglesia: expansión y defensa de la cristiandad. Dos poderes
supremos gobernarían a la comunidad cristiana, que aparecía como un sólido
bloque: uno espiritual, el papa, y otro temporal, el emperador.
Territorialmente, el nuevo imperio se fundó sobre la herencia de Luis el
Germánico: Lorena, Borgoña e Italia.
Aunque la corona era
hereditaria, el ascenso al poder estaba supeditado a la aprobación de nobles y
obispos. El Sacro Imperio tenía un orden muy elemental, similar al de los
primeros pueblos bárbaros, en el cual los ingresos y las rentas eran del
soberano. El ejercito era proporcionado por los nobles, y de no ser por el
apoyo de la iglesia, muy pronto habría desaparecido, pues esta institución era
la única que podía proporcionar al Estado funcionarios realmente cultos.
LA IGLESI EN EL SACRO IMPERIO
la iglesia fue un soporte muy
importante para el emperador. Este nombraba obispos, les daba tierras y les
otorgaba poder político. Sin embargo, esto hizo que la iglesia perdiera
libertad, pues llegó un momento en que el papa quedó totalmente sometido a la
autoridad real. Y en más de una ocasión el cargo de sumo Pontífice fue ejercido
por personas que no estaban preparadas ni reunían las condiciones para ello.
Para solucionar el conflicto
originado por la mezcla del poder espiritual de la iglesia y el poder temporal
del emperador, se firmó el concordato de worms (1122). En él se
reconoció a la iglesia la facultad de nombrar sus propias autoridades sin la
intervención del emperador.
LA DIVISIÓN ALEMANA
A pesar del acuerdo de worms,
Alemania quedó dividida entre dos bandos: los güelfos, partidarios del poder
del papa, y los gibelinos, partidarios del emperador. Federico I Barbarroja y
Federico II, ambos gibelinos, descuidaron el gobierno de Alemania por mantener
su poder sobre Italia y los Estados Pontificios, empeño en el que fracasaron a
partir del siglo XIII el poder y las grandes tierras quedaron en manos de los
señores feudales y del clero.
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